Soñé que mi papá estaba a punto de morirse, otra vez...
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Durante mi vida, mi papá ha estado a punto de morirse tres veces, o sea que esta era la cuarta vez y en mi sueño, esta vez me lo tomé con humor. Cuando vi el montoncito de gasas que, entre todos los otros montoncitos de gasas en camillas adiviné que era mi papá (lo reconocí, sólo con destapar un dedito del pie); cuando vi que se levantaba como una momia flaquita y bien derechito se iba caminando solo a un buffet (era un sueño, o sea que lógico había un buffet en la UTI), para el estupor de los médicos y enfermeras, recuerdo haberle dicho a mi mamá, que venía entrando a la sala con su suéter negro apretado al cuerpo: "Pero es que él es como Terminator, nunca se muere" y las dos nos sonreíamos. No porque queramos que se muera, sino porque ya hemos pasado por eso y lo que dicen los médicos de mi papá, nunca sucede, no que uno quiera que lo malo suceda.
La primera vez que mi papá casi se muere, yo era una niña, no vi al médico cuando les dio la noticia a mi mamá y mi hermano y tampoco viví los 15 días en terapia intensiva, mi papá en coma y el mundo derrumbándose. Sí puedo decir que esa primera vez marcó mucho a mi mamá y mi hermano. El golpe más duro de todos fue cuando ella escuchó a un grupo de enfermeras hablar entre ellas y comentando: "esa señora gastando ese dineral, llenándose de deudas por ese señor, que igualito se va a morir". Lindo y esperanzador, ¿no?
De esa época recuerdo que nació nuestra Fe por el Nazareno de San Pablo.
La segunda vez que mi papá casi se muere, creo que nunca llegó a estar en camilla y tres días después de haber chocado de frente en una zanja, contra un muro/puente (no recuerdo bien), el médico favorito de mi papá (a quién mi hermano, mi mamá y yo detestamos) dijo que sus heridas eran tan profundas que quizá tenía una hemorragia interna: mi papá tenía un hematoma por el cinturón de seguridad (que, por cierto, salvó la vida del conductor y el otro pasajero), pero así como apareció se fue y mi papá, no se murió.
La tercera vez que mi papá casi se muere me tocó a mí solita:
El F. se acuerda como si fuese ayer, llegamos de la calle y nos estábamos comiendo unas donas. Yo me senté a la compu a revisar el correo con la dona en la mano y en eso vi un correo de un amigo de mi papá, que nunca antes me había escrito, y decía: Teu pai. Sentí de una que la sangre se transformaba en gelatina dentro de mí. La dura que me tocó escuchar fue del médico de la terapia intensiva del hospital en Brasil. Para el momento en que yo llegué, mi papá no tenía familiares directos que respondieran por él. El médico, un tipo treintón muuuy aburrido que miraba la hora con intensidad, me dijo reposadamente que lo mejor sería que prepararan el cajón, así mismo. Claro, en ese momento le informaron que yo era la hija del montón de gasas y que acababa de llegar después de un vuelo de 14 horas, con los ojos brillantes. Él trató de remendar lo dicho sin éxito.
Durante mi vida, mi papá ha estado a punto de morirse tres veces, o sea que esta era la cuarta vez y en mi sueño, esta vez me lo tomé con humor. Cuando vi el montoncito de gasas que, entre todos los otros montoncitos de gasas en camillas adiviné que era mi papá (lo reconocí, sólo con destapar un dedito del pie); cuando vi que se levantaba como una momia flaquita y bien derechito se iba caminando solo a un buffet (era un sueño, o sea que lógico había un buffet en la UTI), para el estupor de los médicos y enfermeras, recuerdo haberle dicho a mi mamá, que venía entrando a la sala con su suéter negro apretado al cuerpo: "Pero es que él es como Terminator, nunca se muere" y las dos nos sonreíamos. No porque queramos que se muera, sino porque ya hemos pasado por eso y lo que dicen los médicos de mi papá, nunca sucede, no que uno quiera que lo malo suceda.
La primera vez que mi papá casi se muere, yo era una niña, no vi al médico cuando les dio la noticia a mi mamá y mi hermano y tampoco viví los 15 días en terapia intensiva, mi papá en coma y el mundo derrumbándose. Sí puedo decir que esa primera vez marcó mucho a mi mamá y mi hermano. El golpe más duro de todos fue cuando ella escuchó a un grupo de enfermeras hablar entre ellas y comentando: "esa señora gastando ese dineral, llenándose de deudas por ese señor, que igualito se va a morir". Lindo y esperanzador, ¿no?
De esa época recuerdo que nació nuestra Fe por el Nazareno de San Pablo.
La segunda vez que mi papá casi se muere, creo que nunca llegó a estar en camilla y tres días después de haber chocado de frente en una zanja, contra un muro/puente (no recuerdo bien), el médico favorito de mi papá (a quién mi hermano, mi mamá y yo detestamos) dijo que sus heridas eran tan profundas que quizá tenía una hemorragia interna: mi papá tenía un hematoma por el cinturón de seguridad (que, por cierto, salvó la vida del conductor y el otro pasajero), pero así como apareció se fue y mi papá, no se murió.
La tercera vez que mi papá casi se muere me tocó a mí solita:
El F. se acuerda como si fuese ayer, llegamos de la calle y nos estábamos comiendo unas donas. Yo me senté a la compu a revisar el correo con la dona en la mano y en eso vi un correo de un amigo de mi papá, que nunca antes me había escrito, y decía: Teu pai. Sentí de una que la sangre se transformaba en gelatina dentro de mí. La dura que me tocó escuchar fue del médico de la terapia intensiva del hospital en Brasil. Para el momento en que yo llegué, mi papá no tenía familiares directos que respondieran por él. El médico, un tipo treintón muuuy aburrido que miraba la hora con intensidad, me dijo reposadamente que lo mejor sería que prepararan el cajón, así mismo. Claro, en ese momento le informaron que yo era la hija del montón de gasas y que acababa de llegar después de un vuelo de 14 horas, con los ojos brillantes. Él trató de remendar lo dicho sin éxito.
Hay muchos detalles que son duros, tristes y no vienen al caso. Secretamente, mi mamá, mi hermano y yo vivimos con el temor volver a escuchar la noticia de que mi papá se está muriendo... y que algún día sea de verdad.
Mi papá va a cumplir 72 años en abril, él vive lejos de nosotros en Brasil: El típico Aries, centro del Universo, el Elegido, el alma de la fiesta, el mejor consejero y el que figura siempre como número uno en todas las listas que le importan. Aún hoy, era suyo el primer e-mail en mi bandeja de entrada.
Mi papá va a cumplir 72 años en abril, él vive lejos de nosotros en Brasil: El típico Aries, centro del Universo, el Elegido, el alma de la fiesta, el mejor consejero y el que figura siempre como número uno en todas las listas que le importan. Aún hoy, era suyo el primer e-mail en mi bandeja de entrada.
6 comentarios:
Dios lo bendiga, y a sus vidas de gato. Un besito, gracias por compartir.
Que Dios le regale muchos años de vida a tu papá, y menos angustias a ustedes que lo aman tanto.
Besos!!!
Hola Câline! Ay el tema de los padres! parece que cuando más vamos creciendo más los vamos necesitando, aunque debería ser al contrario ¿verdad?
Esos sueños que comentas todo el mundo los tiene alguna vez en su vida...
Muchos besos!
Yo sueño demasiado y, como hay sueños de sueños, cuando me dan miedo, aunque me hayan hecho reír, prefiero contarlos.
Vine a visitarte, me encanto tu blog. Respecto al tema, prefiero no decir nada, mas que son sueños en intentos fallidos. Dicen que a la gente asi les aseguran larga vida.
Un beso!
Conozco bien a los de Aries, Cáline. Convivo con uno de ellos hace ya varios años...no te preocupes demasiado, son duros huesos de roer¡
No se entregan fácilmente, te lo aseguro¡ Para antes de que ellos decidan partir...( porque lo deciden, no te quepa la menor duda ) será tan llenos de energía y alboroto ( porque nada a su alrededor es silencio y reposo, jiji) que seguro se nos despedirán, no en sueños mi querida, sino dándonos órdenes y dirigiendo todo a su alrededor...Por otro lado, dicen que soñar que una persona muere...sólo es interpretación de larga vida...Pues entonces tanto sueñas, tanto más van a tener a ese ariano al lado vuestro¡¡¡
Un beso grande.
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