martes, enero 25

¡Victoriosos!

Igualito a como nos sentimos el día que subimos hasta el tope de Whistler Mountain, con todo y mi asma y mi rodilla problemática.
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El año pasado, dije, fue un año de esperas, de probar el límite de nuestra paciencia... de prenderle velitas al Nazareno y rezar para que todo saliera bien, para que se cumplieran nuestros deseos. El 2011 comenzó y nos preparamos para seguir esperando. De pronto, en el lugar más prosaico "plín" sonó el celular del F. con un e-mail nuevo. Y allí, en medio de los materos, las mangueras y los quitanieve de Walmart, recibimos la respuesta del Gobierno de Canadá: "su solicitud para la Residencia Permanente ha sido aprobada". Qué felicidad tan grande, qué alivio...
Ayer manejamos hasta la frontera, salimos del territorio canadiense y regresamos con status nuevo: residentes. No sé cómo explicar lo que se siente no tener escrito en el pasaporte que el día XX uno debe abandonar el país. No tener fecha de salida obligatoria es simplemente maravilloso. Nosotros estamos muy felices y nos sentimos bendecidísimos. Celebramos adelantando más papeleo y sintiéndonos parte real de Canadá.
El año ha comenzado con muchas cosas buenas para nosotros, espero que también para todos ustedes.