Esta semana, leyendo el blog de Cabina, me encontré con un post que trajo de lo profundo de mi memoria unas palabras que yacían en el archivo: Año escolar 1995-1996 (5to año de Humanidades).
Tan grande fue mi impresión que no pude comentarle nada más a Cabina y dejé esas pocas líneas allí escritas, aunque poco o nada tuvieron que ver con su escrito... pero sí ¡y mucho! conmigo en ese momento y después de leerle. Pasó el día y las palabras me venían a la memoria, como un estribillo...
Tan grande fue mi impresión que no pude comentarle nada más a Cabina y dejé esas pocas líneas allí escritas, aunque poco o nada tuvieron que ver con su escrito... pero sí ¡y mucho! conmigo en ese momento y después de leerle. Pasó el día y las palabras me venían a la memoria, como un estribillo...
'¡Morir... dormir! ¡Dormir!... ¡Tal vez soñar!'
Mientras lavaba anoche mis míticos cabellos (guiño a Prot) y me embrujaba el hechizo que se lee en los ojos de mis felinos, comencé a recordar cosas que El Príncipe de Dinamarca ha dejado marcadas en mi vida. Tanto deseaba salir de "la onda papista" que se había instalado en mi jardín, que no he encontrado nada mejor que recordar y compartir esto con ustedes.
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El sorteo de las presentaciones de teatro en grupos, en la materia de Castellano y Literatura, nos dejó con Hamlet en las manos. Debíamos adaptarlo para no más de 25 minutos y "mi grupo" era de aquellos que "sacábamos puro 20" y no sabíamos trabajar "en grupo"...
Por unanimidad designamos a mi amigo J. como Hamlet, pues era el más fajado y seguro se aprendía el monólogo completo, que no había por dónde recortarle. Ya no recuerdo cuántos éramos ni quién hizo de quién. Sólo sé que yo era la reina Gertrudis, madre de Hamlet, y una compañera que tenía el histrionismo de un paraguas, era un personaje múltiple: de la voz de la sombra del padre de Hamlet, pasaba a ser escudero, luego el mensajero, decía las dos líneas que le dejamos a Polonio, corría el telón y también era Horacio. El resto, estábamos todos en el trance de que no se nos olvidase ni una palabra, no reírnos de los bigotes de una compañera y sacar la mejor nota del salón.
¡Cosa que logramos! ¿La foto? El "elenco" muerto en su totalidad y la utilities sin saber cómo pasar por encima de nosotros para poder correr el telón.
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Mi capítulo preferido de E.R. es Secretos y mentiras de la octava temporada... Es un capítulo que sucede en su mayor parte fuera de la sala de emergencias y donde sabemos más de la vida de los personajes que en los capítulos regulares con tanta gente enferma, accidentada o "en las últimas". Aunque no dejan de correr algunas gotitas de sangre en este capítulo, es realmente emocionante ver el duelo entre Carter y Kovac, la amistad que nace entre Susan y Abby y conocer un poco más del Dr. Gallant, siempre tan tímido. Todos hablan de su pasado, sus familias, sus defectos, sus historias. La competencia velada que había entre Carter y Kovac llega a su clímax en una escena inolvidable... véanla ustedes mismos:
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El sorteo de las presentaciones de teatro en grupos, en la materia de Castellano y Literatura, nos dejó con Hamlet en las manos. Debíamos adaptarlo para no más de 25 minutos y "mi grupo" era de aquellos que "sacábamos puro 20" y no sabíamos trabajar "en grupo"...
Por unanimidad designamos a mi amigo J. como Hamlet, pues era el más fajado y seguro se aprendía el monólogo completo, que no había por dónde recortarle. Ya no recuerdo cuántos éramos ni quién hizo de quién. Sólo sé que yo era la reina Gertrudis, madre de Hamlet, y una compañera que tenía el histrionismo de un paraguas, era un personaje múltiple: de la voz de la sombra del padre de Hamlet, pasaba a ser escudero, luego el mensajero, decía las dos líneas que le dejamos a Polonio, corría el telón y también era Horacio. El resto, estábamos todos en el trance de que no se nos olvidase ni una palabra, no reírnos de los bigotes de una compañera y sacar la mejor nota del salón.
¡Cosa que logramos! ¿La foto? El "elenco" muerto en su totalidad y la utilities sin saber cómo pasar por encima de nosotros para poder correr el telón.
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Mi capítulo preferido de E.R. es Secretos y mentiras de la octava temporada... Es un capítulo que sucede en su mayor parte fuera de la sala de emergencias y donde sabemos más de la vida de los personajes que en los capítulos regulares con tanta gente enferma, accidentada o "en las últimas". Aunque no dejan de correr algunas gotitas de sangre en este capítulo, es realmente emocionante ver el duelo entre Carter y Kovac, la amistad que nace entre Susan y Abby y conocer un poco más del Dr. Gallant, siempre tan tímido. Todos hablan de su pasado, sus familias, sus defectos, sus historias. La competencia velada que había entre Carter y Kovac llega a su clímax en una escena inolvidable... véanla ustedes mismos:
Yo todavía me emociono...
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¡Ser o no ser: he aquí el problema! ¿Qué es más levantado para el espíritu: sufrir los golpes y dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? ¡Morir..., dormir, no más! ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir..., dormir! ¡Dormir!... ¡Tal vez soñar! ¡Sí, ahí está el obstáculo! Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños nos pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos librado del torbellino de la vida. ¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio! Porque ¿quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo, la injuria del opresor, la afrenta del soberbio, las congojas del amor desairado, las tardanzas de la justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete? ¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, si no fuera por el temor de un algo después de la muerte -esa ignorada región cuyos confines no vuelve a traspasar viajero alguno-, temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males que nos afligen, antes que lanzarnos a otros que desconocemos? Así la conciencia hace de todos nosotros unos cobardes; y así el color nativo de la resolución se debilita con el pálido tinte del miramiento, y las empresas de mayores alientos e importancia, por esta consideración tuercen su curso y dejan de tener nombre de acción...
Pero hay cosas más allá de tanto sufrimiento y siempre hay razones para sonreír: Faltan 10 días para el cumple de mi F., quien ha estado bastante atareado con su trabajo, pero ya le aseguraron que va a tener ese fin de semana libre!! Mi hermano está de vacaciones con su familia en la playa, mi papá ha encontrado en qué ocuparse... Zarina está mucho mejor y Thor ya no está patitieso. ¿Sonreír? Siempre.
9 comentarios:
Siempre me ha encantado Hamlet, es una de mis obras preferidas. Gracias por lo que has escrito y compartido, este verano voy a volver a leerlo y reeleerlo...
Ya no queda nada para el cumple de F. ;-)) Que bien que todo vaya bien por ahí y tu manada ya esté recuparada.
Muchos besos con todo mi cariño.
super denso tu post mi niña..pero harto interesante.
un beso, BEA
PD: Gracias por hacerme partícipe de tu reencuentro con aquel señor
Caline, ya he recibido mi tercera postal, que ilusión, este fin de semana escribiré sobre ella, porque era grandota, tamaño folio, y con muchas cosas interesantes ;-))
Lo del intercambio estoy ilusionadísima, tenemos que empezar a prepararlo, si te apetece algo en especial ya me dices y voy buscándolo, este fin de semana voy a empezar a hacer mi lista con las cositas que quiero enviarte. Que emoción ;-))
Muchos besos guapa!!!
Hamlet también es una de mis obras preferidas, la he ido a ver varias veces al teatro una hace bien poco, en Marzo, y cada vez q la veo me gusta más y más... tiene un encanto..., una agonia interior..., q no se puede describir
y por supuesto la he leido otras cuantas
un beso
¡Wow Câline! Estuve a punto de buscarme un egundo café para terminar la lectura de este super post... pero ya ves, tú con esas lindas combinaciones, la mayoría de las veces en letras, pero hoy con imágenes (la de los Simpsons es como mucho)...
Comparto tu mirada de ese capítulo, ni hablar de la escena que seleccionaste.
¡Un abrazo grandísimo, que tengas un hermoso fin de semana!
No podía leer más rápido para devorarme este post.
Tenía que ser cabina Aérea, esa dama que me adivina los pensamientos de una forma que asusta de verdad, quien te hiciera devlar por qué yo suelo terminar tantas veces (¿recuerdas algunos comentarios y posts míos?) con esa frase, o parte de ella, puesta en boca de Hamlet.
Sonríe siempre, mi medusa. Siempre...
Cumplo años el Domingo...
Hola, así que eres una actriz consagrada ;-). Tiene que ser una experiencia, con el público por delante. Y además con una obra tan buena. Seguro que lo hiciste muy bien en tu papel de reina Gertrudis, y que tus cabellos acompañarían ;-)
Me alegra que la manada vaya recuperándose y que sigas adelante con una sonrisa. Eso es importante :-)
Qué no le toquen el fin de semana a F. y aprovechadlo bien :-)
Yo ya estoy de vacaciones :-D, mañana por la mañana tempranito me voy a una casa rural con unos amigos. Ya pondré alguna foto.
Por cierto, te debo una con paloma incluida ;-)
Besos
Me ha encantado tú postal, he hecho referencia en el blog. Un abrazo.
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