martes, agosto 19

La partida

Dura experiencia... el día anterior al viaje mi hermano con mi cuñada y mis dos preciosas sobrinas, más la hermana del F. mi cuñado, mi sobrinito y mi suegra vinieron a despedirse, cargados con unas hamburguesas hechas en casa buenísimas y un montón de amor, apoyo y ayuda, como sólo la familia te lo puede dar. Estuvimos juntos para todo, limpiar la casa, terminar de empacar las maletas, repartir la despensa y para el abrazo final, ese que se da con el corazón arrugadito y tratando de poner cara de valiente.
Al día siguiente, a las tres de la mañana nos levantamos, nos vestimos y terminamos de cerrar la maleta, tú sabes, el cepillo de dientes es el último que entra y el primero que sale.
Bajamos la Panamericana y hasta Maiquetía mirando todo por última vez... pensando en lo que no alcanzamos a hacer, en el itinerario del día y escuchando los miaus de Zarina, parecía que iba cantando una canción de gatita feliz.
- - -
Se me aguaron los ojos cuando despegamos de Maiquetía. Fue un revoltijo de sentimientos: entre pensar en todas las personas que quiero tanto y que dejaba y que están allá en Venezuela; más el miedito de enfrentarnos a un país completamente desconocido, una vida distinta, empezando de la nada; más el pensar en la manada, cada uno en su kennel, en la barriga del avión, sin entender el ruido, el movimiento... la manga de la franela del F. quedó con dos círculos húmedos.
Después de una siesta tiesa y un desayuno RARÍSIMO que nos sirvieron, llegamos a
México, donde me dejaron presa!!! Ups... los brasileños necesitamos visa para México, menos mal que la aerolínea se encargó de todo y de verdad que la sala donde me dejaron tampoco es que era de terror, tenía un mural muy bonito, aire acondicionado, baños e incluso estaban dando Indiana Jones mmm... en la vez que encuentra el Arca. El F., que no necesitaba visa, me trajo comida y hasta hizo siesta en los bancos. No pudimos ver a la manada, pero le avisaron al F. que los gatos estaban tranquilitos y el perro roncando.
Finalmente nos embarcaron en el segundo avión, para nosotros que estábamos bien cansados, este vuelo fue como eterno, comencé a ver Kung-Fu Panda, pero nada, caí rendida en un sueño de esos en que uno como que se cansa más de lo incómodo y de tanto en tanto me despertaba con las risas del F. (parece que la película estuvo bien buena).
De ahí en más por fin, después de cinco largas horas: LLEGAMOS!!!!! a plena luz del día, 8 y pico de la noche, pusimos los pies en Canadá y corre para pasar la Inmigración y poder ver a la manada!
...continuará

4 comentarios:

Morgana dijo...

Hola preciosa, estos días me he acordado mucho de ti, te imaginaba preparándolo todo y llegando a tu nuevo hogar en Canadá... ojalá algún día pueda hacerte una visita, Canadá es un sitio que me encantaría conocer. Ya nos irás contando como es todo por ahí, y si, entre tú y yo yo también creo que hay algo mucho más allá de las coincidencias o casualidades...
Un beso enorme: MUAAAAAAA!!!

Unknown dijo...

Qué fuertes las despedidas...
No dejas de hacer un duelo por lo que dejas, por más que ansíes lo que llega.

Es cómo el pasaje de la niñez a la adolescencia, querida, con la ventaja que de cuando en cuando podrás volver a visitar.

¡Mucha suerte!

Anónimo dijo...

.....ufffff, que "sanchocho de sentimientos"

.....ánimo!

Un besote con cybernostalgia

PD: Me pareció que tu excasita era en Club de Campo

Anónimo dijo...

por la foto!!!!!

BEA